Y he aquí, un hombre de la compañía gritó, diciendo: Maestro, te ruego que mires a mi hijo, porque es mi único hijo.

39 Y he aquí, un espíritu se lo lleva, y de repente da un grito; y le desgarra que vuelve a hacer espuma, y ​​apenas se aparta de él que lo lastima.

Ver. 39. Y magullarlo ] Como en la enfermedad de las caídas, sucede.

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