Y ella les dijo: No me llamen Noemí, llámenme Mara; porque el Todopoderoso me ha tratado muy amargamente.

Ver. 20. Y ella les dijo. ] Metió la boca en el polvo y habló en un lenguaje bajo, adecuado a su estado actual. Dios la había afligido y ella llevaría sus velas en consecuencia. Muchos son humildes, pero no humildes; bajo, pero no humilde. Estos han perdido el fruto de sus aflicciones, dice Agustín, y por eso son los más miserables. Dios, dice otro, no llama a ningún hombre Benjamín, sino a aquellos a quienes su corazón llama Benoni en su humildad. No los saluda "Noemí", hermosa, que no se sienten humildemente Mara, amarga.

No me llames Naomi, llámame Marah. ] Non Amaeham sed Amaram. Sic, Da obolum Bellisario. ¡Cuán pronto podrá el Todopoderoso alterar nuestra condición, para bien o para mal!

Magna repente ruunt, summa cadunt subito. "

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