El mira la tierra y se estremece; toca los collados, y humean.

Ver. 32. Mira la tierra, y ella tiembla ] Esto debe tenerse en cuenta, para que Dios sea tan temido como amado y alabado.

Toca los montes, y humean ]. Por tanto, es malo caer en sus manos el que puede hacer cosas tan terribles con sus miradas y sus caricias.

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