¡Ojalá [los hombres] alabasen al SEÑOR [por] su bondad y [por] sus maravillas para con los hijos de los hombres!

Ver. 8. ¡Oh, que los hombres alaben al Señor, etc.! ] Heb. que lo confesarían al Señor, tanto en secreto como en sociedad. Ésta es toda la renta que Dios requiere; él está contento de que tengamos el consuelo de sus bendiciones, para que él pueda tener el honor de ellas. Este fue todo el precio que Cristo esperaba por sus curaciones. Ve y cuenta lo que Dios ha hecho por ti. Las palabras parecen una recompensa pobre y leve; pero Cristo, dice Nacianceno, se llama a sí mismo el Verbo.

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