Mis labios se alegrarán mucho cuando te cante; y mi alma, que redimiste.

Ver. 23. Y mi alma, que redimiste ] Corazones y labios concurrirán en esta obra. La voz que se hace en la boca no es nada tan dulce como la que sale del fondo del pecho. Cuanto más profundo y hueco es el vientre del laúd o la viola, más agradable es el sonido; cuanto más veloz, más chirriante y áspero en nuestros oídos.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad