También mi lengua hablará de tu justicia todo el día; porque son avergonzados, porque han sido avergonzados, los que buscan mi mal.

Ver. 24. Mi lengua hablará también de tu justicia ] Habla con consejo y con la debida deliberación. ¡Qué edicto más loco fue el de Enrique II de Francia, de que los hombres no debían hablar en absoluto de asuntos bíblicos! ¡Y el de los jesuitas de Dola, prohibiendo hablar de Dios, sea bueno o malo!

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