9-16 Las señales que Samuel le había dado a Saúl se cumplieron puntualmente; descubrió que Dios le había dado otro corazón, una disposición de ánimo diferente. Sin embargo, no conviene confiar demasiado en una muestra externa de devoción y en un cambio repentino en el momento presente; Saúl, entre los profetas, seguía siendo Saúl. La unción que recibió se mantuvo en secreto. Él dejó en manos de Dios llevar a cabo su obra a través de Samuel y se quedó a ver cómo se desarrollaría la situación.

 

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