1-20 Podemos notar aquí, cómo esta viuda suplica la misericordia de Dios, y su clemencia hacia los pobres pecadores culpables. El estado de los pecadores es un estado de destierro de Dios. Dios no perdona a nadie para deshonrar su ley y justicia, ni a ninguno que sea impenitente; ni al aliento de crímenes, o el daño de otros.

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