6-13 Mira la locura de los corazones carnales; deambulan de una criatura a otra, buscando algo que satisfacer, y trabajan por lo que no satisface; sin embargo, después de todo, no inclinarán su oído hacia Él, en quien puedan encontrar todo lo que puedan desear. La predicación del evangelio es como la lluvia, y todo se marchita donde esta lluvia carece. Sería bueno si las personas fueran tan sabias para sus almas como lo son para sus cuerpos; y, cuando no tienen esta lluvia cerca, irían y la buscarían donde la tengan. Mientras los israelitas persistían en la rebelión y la idolatría, el Señor venía contra ellos como adversario. Dentro de poco, debemos encontrarnos con nuestro Dios en juicio; pero no podremos estar delante de él si nos prueba de acuerdo con nuestras acciones. Si nos preparamos para encontrarnos con nuestro Dios con comodidad, en el terrible período de su venida, ahora debemos encontrarnos con él en Cristo Jesús, el Hijo eterno del Padre, que vino a salvar a los pecadores perdidos. Debemos buscarlo mientras se lo encuentre.

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