21-24 El oficio de conciencia es recordar cosas desde hace mucho tiempo dicho y hecho. Cuando la culpa de este pecado de los hermanos de José era fresca, la ignoraron y se sentaron a comer pan; pero ahora, mucho después, sus conciencias los acusaron de ello. Ver el bien de las aflicciones; a menudo prueban los medios felices de despertar la conciencia y traer el pecado a nuestro recuerdo. Además, el mal de la culpa en cuanto a nuestros hermanos. La conciencia ahora les reprochó por ello. Siempre que pensemos que nos hemos hecho mal, debemos recordar lo que les hemos hecho a los demás. Rubén solo recordó con consuelo que había hecho todo lo posible para evitar la travesura. Cuando compartimos con otros en sus sufrimientos, será un consuelo si tenemos el testimonio de nuestras conciencias para nosotros, que no compartimos sus actos malvados, sino que en nuestros lugares fuimos testigos de ellos. José se retiró a llorar. Aunque su razón indicaba que aún debía comportarse como un extraño, porque todavía no eran lo suficientemente humildes, pero el afecto natural no podía dejar de funcionar.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad