11,12 Los profetas y ministros de Dios están como vigilantes en la ciudad en un tiempo de paz, para ver que todo esté a salvo. Como vigilantes en el campo en tiempo de guerra, para advertir de los movimientos del enemigo. Después de un largo sueño en pecado y seguridad, es hora de levantarse, de despertarse. Tenemos mucho trabajo por hacer, un largo viaje por recorrer; Es hora de remover. Después de una larga noche oscura, ¿hay alguna esperanza de que amanezca? ¿Qué noticias de la noche? ¿Qué pasa esta noche? Nunca debemos estar seguros. Pero muchos hacen preguntas curiosas a los vigilantes. De buena gana tendrían buenas preguntas resueltas, o difíciles profecías interpretadas; pero no buscan el estado de sus propias almas, el camino de la salvación y el camino del deber. El vigilante responde a modo de profecía. Primero llega una mañana de luz, paz y oportunidad; pero luego viene una noche de problemas y calamidades. Si hay una mañana de juventud y salud, vendrá una noche de enfermedad y vejez; Si una mañana de prosperidad en la familia, en el público, sin embargo, debemos buscar cambios. Es nuestra sabiduría mejorar la mañana presente, en preparación para la noche que viene después. Pregunta, vuelve, ven. Se nos insta a hacerlo rápidamente, ya que no hay tiempo para jugar. Aquellos que regresen y vengan a Dios, encontrarán que tienen mucho trabajo por hacer, y muy poco tiempo para hacerlo.

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