19-27 El profeta debía presentar ante los gobernantes y el pueblo de Judá, la orden de santificar el día de reposo. Que cumplan estrictamente el cuarto comando. Si obedecían esta palabra, su prosperidad debería ser restaurada. Es un día de descanso, y no debe hacerse un día de trabajo, a menos que sea necesario. Presta atención, mira contra la profanación del sábado. Que no se cargue el alma con las preocupaciones de este mundo en los días de reposo. Las corrientes de la religión son profundas o poco profundas, según se mantengan o descuiden las orillas del sábado. El grado de rigor con el que se observa esta ordenanza, o la negligencia que se muestra hacia ella, es una buena prueba para encontrar el estado de la religión espiritual en cualquier tierra. Dejar que todos; con su propio ejemplo, prestando atención a sus familias, luchen por controlar este mal, para que se conserve la prosperidad nacional y, sobre todo, que se salven las almas.

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