22-36 Juan estaba plenamente satisfecho con el lugar y el trabajo que se le había asignado; pero Jesús venía con una obra más importante. También sabía que Jesús aumentaría en honor e influencia, pues de su gobierno y paz no habría fin, mientras que él mismo sería menos seguido. Juan sabía que Jesús venía del cielo como Hijo de Dios, mientras que él era un hombre pecador y mortal, que sólo podía hablar de los temas más sencillos de la religión. Las palabras de Jesús eran las palabras de Dios; tenía el Espíritu, no por medida, como los profetas, sino en toda su plenitud. La vida eterna sólo podía obtenerse por la fe en Él, y así podía conseguirse; mientras que todos los que no creen en el Hijo de Dios no pueden participar de la salvación, sino que la ira de Dios descansa para siempre sobre ellos.

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