1-3 La palabra dirigirá y acelerará la oración, porque con ella el Espíritu ayuda a nuestras enfermedades en la oración. El estudio cuidadoso de la palabra de Dios nos descubrirá cada vez más nuestra propia pecaminosidad y la abundancia de su salvación; así nos llama a llorar por el pecado y regocijarnos en él. Cada descubrimiento de la verdad de Dios debería hacernos más incansables en la asistencia a su palabra sagrada y a su adoración.

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