1-13 David ora para que nunca se avergüence de depender de Dios. Con esta petición, todo creyente verdadero puede venir valientemente al trono de la gracia. El cuidado amable de la divina providencia en nuestro nacimiento e infancia, debe comprometernos con la piedad temprana. El que fue nuestra ayuda desde nuestro nacimiento, debe ser nuestra esperanza desde nuestra juventud. Que nadie espere tranquilidad o comodidad del mundo. Los que aman al Señor, a menudo son odiados y perseguidos; los hombres se preguntaban por sus principios y conducta; pero el Señor ha sido su fuerte refugio. Los fieles siervos de Dios pueden estar seguros de que no los rechazará en la vejez ni los abandonará cuando su fuerza falle.

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