1-5 Los magistrados son los poderosos en autoridad para el bien público. Los magistrados son los ministros de la providencia de Dios, para mantener el orden y la paz, y en particular para castigar a los malhechores y proteger a los que lo hacen bien. Los buenos príncipes y los buenos jueces, que tienen buenas intenciones, están bajo dirección Divina; y los malos, que significan enfermos, están bajo restricción divina. La autoridad de Dios debe ser sometida a aquellos gobernadores a quienes su providencia nos impone. Pero cuando la justicia se aparta de lo correcto, no se puede esperar nada bueno. Las malas acciones de las personas públicas son travesuras públicas.

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