12-17 Aquellos que aprenderían la verdadera sabiduría, deben orar por la instrucción Divina, deben rogar que el Espíritu Santo les enseñe; y para consuelo y gozo en los retornos del favor de Dios. Rezan por la misericordia de Dios, porque fingen no alegar ningún mérito propio. Su favor sería una fuente llena de alegrías futuras. Sería un equilibrio suficiente para las antiguas penas. Deje que la gracia de Dios en nosotros produzca la luz de las buenas obras. Y dejemos que los consuelos divinos pongan alegría en nuestros corazones y un brillo en nuestros rostros. El trabajo de nuestras manos, establecelo; y, para eso, establecernos en él. En lugar de desperdiciar nuestros preciosos y fugaces días buscando fantasías, que dejan a los poseedores para siempre pobres, busquemos el perdón de los pecados y una herencia en el cielo. Oremos para que la obra del Espíritu Santo pueda aparecer en la conversión de nuestros corazones, y que la belleza de la santidad se vea en nuestra conducta.

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