1-3 En expresiones figurativas, se predice esa destrucción de Jerusalén, y de la iglesia y nación judía, que nuestro Señor Jesús, cuando el tiempo estaba cerca, profetizó clara y expresamente. ¿Cómo pueden resistir los abetos si caen los cedros? Las caídas de los sabios y los buenos en el pecado, y las caídas de los ricos y los grandes en problemas, son fuertes alarmas para aquellos en todos sus sentidos. Es triste con un pueblo, cuando aquellos que deberían ser como pastores para ellos, son como leones jóvenes. El orgullo de Jordania eran los matorrales en las orillas; y cuando el río se desbordó por las orillas, los leones surgieron de ellos rugiendo. Así, el destino de Jerusalén puede alarmar a otras iglesias.

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