Y he aquí, etc. Dios, aunque abandonado y descuidado por Acab, le impide con su gentil promesa de ayuda: que Acab y los israelitas idólatras, por medio de la presente, puedan estar plenamente convencidos, o dejados sin excusa, de que Ben-adad es un orgullo intolerable, y el desprecio de Dios, y de su pueblo, podría ser castigado: y que el resto de sus profetas y el pueblo que estuvo involucrado en la misma calamidad con el resto de los israelitas, pudiera ser preservado y liberado. Yo soy el Señor, y no Baal, porque yo te libraré, lo cual él no puede hacer.

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