Llegó un profeta. - La aparición de este profeta desconocido muestra evidentemente (ver también 1 Reyes 22:6 ) que la enemistad de Acab con el orden profético había terminado desde el gran día en el Carmelo, y que las escuelas de los profetas se estaban formando nuevamente, tal vez no libre de conexión con la idolatría de Jeroboam, pero a salvo de todos los ataques de los adoradores de Baal.

Es notable que en todas estas funciones políticas de la profecía no aparece Elías, reservándose para la misión moral y religiosa superior de Dios. Acab recibe el mensaje del profeta con perfecta confianza y reverencia; ha vuelto en profesión a la lealtad a Jehová, a la que, quizás, nunca había renunciado por completo.

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