Se humilla a sí mismo - Su humillación fue real, aunque no duradera, y en consecuencia agradable a Dios. Esto descubre la gran bondad de Dios y su disposición a mostrar misericordia. Nos enseña a prestar atención a lo que es bueno, incluso en el peor de los hombres. Da una razón por la que las personas malvadas a menudo prosperan: Dios recompensa lo poco bueno que hay en ellas. Y anima a los verdaderos penitentes. Si incluso Acab va a su casa indultado, sin duda irá a sus casas justificado.

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