Y el Señor descendió para ver la ciudad. Es una expresión a la manera de los hombres, él la conocía tan claramente como los hombres saben lo que ven al lugar para ver. Y la torre que edificaron los hijos de los hombres, que habla de su debilidad y fragilidad, fue una locura que los hijos de los hombres, gusanos de la tierra, desafiaran al cielo. Su pecaminosidad, eran los hijos de Adán, así es en el hebreo; es más, de ese Adán, ese Adán desobediente y pecador, cuyos hijos son por naturaleza hijos de desobediencia. Su distinción de los hijos de Dios, de quienes se separaron aquellos audaces constructores, y construyeron esta torre para sostener y perpetuar la separación.

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