Bendito sea Abram, del Dios Altísimo. Observa los títulos que aquí da a Dios, que son muy gloriosos. El Dios Altísimo, que habla en sí mismo de sus perfecciones absolutas y de su dominio soberano sobre todas las criaturas. Poseedor del cielo y de la tierra - Es decir, dueño legítimo y Señor soberano de todas las criaturas; porque él los hizo.

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