Norte: de los vientos del norte que dispersan las nubes y despejan el cielo. Eliú concluye con algunos dichos breves, pero grandes, acerca de la gloria de Dios. Habla de forma abrupta y apresurada, porque al parecer, percibió que Dios se acercaba, y presumió que estaba a punto de tomar el trabajo en sus propias manos.

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