Una santa convocación: un sábado o día de descanso, llamado pentecostés; que fue instituido, en parte en recuerdo de la consumación de su liberación de Egipto llevándolos de allí al monte de Dios, o Sinaí, como Dios lo había prometido, y de esa admirable bendición de darles la ley en el día 50, y formarlos en una comunidad bajo su propio gobierno inmediato; y en parte en gratitud por el progreso de su cosecha, como en la Pascua ofrecieron una ofrenda de agradecimiento a Dios por el comienzo de su cosecha.

La perfección de esta fiesta fue el derramamiento del espíritu santo sobre los apóstoles en este mismo día, en el cual se dio la ley de la fe, cincuenta días después de Cristo, nuestra pascua fue sacrificada por nosotros. Y en ese día los apóstoles, habiendo recibido ellos mismos las primicias del espíritu, engendraron tres mil almas por medio de la palabra de verdad, como primicias de la iglesia cristiana.

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