Siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo. Esto sugiere una fuerte razón en contra de murmurar ante la indulgencia mostrada al mayor de los pecadores. Como el hecho de que el padre recibiera al hijo menor no le hizo desheredar al mayor; para que Dios reciba a pecadores notorios no será una pérdida para aquellos que siempre le han servido; tampoco los elevará a un estado de gloria igual al de aquellos que siempre le han servido, si en general han hecho un mayor progreso tanto en la santidad interior como en la exterior.

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