Carros - Los ejércitos (de los cuales los carros eran una parte eminente en aquellos tiempos) que atienden a Dios para hacer su voluntad. Veinte mil - Una compañía innumerable, un número determinado por incierto. Entre ellos - Aquí el salmista parece ser transportado por el espíritu profético, desde la narración de esos éxitos externos, hasta la predicción del Mesías; y de los trascendentes privilegios y bendiciones que de ese modo se acumulan para la humanidad.

Como en el Sinaí, Dios no está menos gloriosamente, aunque menos terriblemente presente aquí, que en el Sinaí, cuando el gran Dios asistió con miles de sus ángeles y apareció solemnemente para entregar la ley. Sí, aquí hay un privilegio mayor que el que tuvo el Sinaí, el Señor Jehová descendiendo del cielo a un cuerpo humano, como aparece al ascender allí de nuevo, que describe el siguiente versículo.

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