Ireneo Contra las Herejías Libro III

en la casa de su siervo David; como habló por boca de sus santos profetas, que han existido desde el principio del mundo; salvación de nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos aborrecen; para hacer la misericordia [prometida] a nuestros padres, y para acordarnos de su santo pacto, del juramento que juró a nuestro padre Abraham, que nos concedería que, librados de la mano de nuestros enemigos, pudiéramos servir Él sin temor, en santidad y justicia delante de Él, todos nuestros días.”[99]

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad

Antiguo Testamento