Tratado Cipriano X De los celos y la envidia

t con vigor espiritual, no sea que, mientras volvemos de nuevo a la conversación del anciano, seamos enredados en trampas mortales, tal como el apóstol, con previsión y salubridad, nos advirtió de esto mismo, y dijo: "Por lo tanto, Hermanos, no vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, comenzaréis a morir; mas si por el Espíritu mortificáis las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios»[33].

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