¡Ay de los avaros y avaros! -- Habacuc 2:1-11 : Después de que Habacuc pronunció su segundo mensaje, dijo que estaría de guardia en la atalaya y esperaría la respuesta del Señor. Se pararía valientemente ante Dios, escucharía la respuesta de Dios a su queja y luego respondería de nuevo. Habacuc le preguntaba a Dios "¿Dónde estás?" Dios respondió diciendo: "Estoy aquí levantando una nación malvada para castigar a Judá.

Habacuc respondió preguntando: "¿Cómo puedes hacer eso?" Dios le dijo a Habacuc que usaría a la nación malvada para castigar a su pueblo, pero que también juzgaría a los caldeos. La justicia de Dios vendrá sobre esa gente malvada también. justo en Sus tratos ¡No le corresponde al hombre cuestionar al Dios Soberano del universo!

Dios quería que lo que tenía que decir se entendiera claramente. Le dijo a Habacuc: "Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que la lea". En otras palabras Él dijo; escríbalo con la suficiente claridad para que se lea de un vistazo. La visión es este librito que conocemos como Habacuc. La preocupación del profeta era que Dios retrasara Su juicio. Dios le aseguró a Habacuc que al final Él arreglaría el asunto.

Cinco veces en Habacuc dos, Dios pronunció un "ay" sobre los culpables de transgresión. Los primeros dos males tenían que ver con la avaricia y la codicia. "¡Ay del que aumenta lo que no es suyo!" ( Habacuc 2:6 ) "Ay del que obtiene mala ganancia para su casa". ( Habacuc 2:9 ) Los que habían enriquecido a sus familias a expensas de los demás estaban condenados.

"Ay" es una palabra de calamidad venidera. Parecía que estas personas malvadas estaban ganando, pero aún tenían que enfrentar su juicio y las consecuencias de sus propios pecados. Si preguntamos: "¿Tu Dios castiga a los malhechores?" Entonces la respuesta es un rotundo "Sí". Dios pronunció estos males sobre los caldeos, a causa de su orgullo y sus ambiciones egoístas.

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