Rogad, pues, al Señor de la mies.

El Señor de la mies es Cristo. Cuando oramos al Señor por cualquier cosa, debemos trabajar para cumplir nuestras propias oraciones. Si oramos por obreros, debemos estar dispuestos a convertirnos en obreros nosotros mismos, oa enviar y sostener a otros obreros. La oración es hipócrita si no hacemos nada para cumplirla. La continuación de estas palabras, y la respuesta a esta oración, está en el envío de los Doce, como se narra inmediatamente.

Se les pidió que oraran por los trabajadores, sin duda oraron, y sus oraciones fueron contestadas, porque el Señor de la mies los envió . Orad la misma oración con entera disposición a hacer su voluntad, y tal vez él os envíe.

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Nuevo Testamento