ἡ περιτομὴ οὐδέν ἐστιν. No es la circuncisión o la incircuncisión las que tienen algún valor en sí mismas. Ningún acto externo tiene ningún valor inherente. Es simplemente el guardar los mandamientos de Dios lo que aprovecha para Él. Es obvio que este razonamiento es igualmente cierto para los dos Sacramentos de la alianza cristiana. No es la recepción de los Sacramentos en sí mismos, como mero opus operatum , lo que nos beneficia, sino su recepción en obediencia a un mandato divino, y en el espíritu y para los fines que Dios dispuso en su institución. El bautismo de los infantes, es evidente, no aprovecha nada sino cuando se aprovecha después el don concedido.

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Antiguo Testamento