Una breve visita a Jerusalén y luego una larga ausencia. Sin embargo, las iglesias de Judea, aunque no me conocían de vista, me reconocieron a mí y a mi obra.

( Gálatas 1:18 ) Entonces a los tres años de mi conversión sí subí a Jerusalén para saciar mi curiosidad de ver a Cefas, y estuve con él sólo quince días. ( Gálatas 1:19 ) Pero no vi a ningún otro de los Apóstoles, con excepción de uno que no es del todo de la misma clase, Santiago el hermano del Señor.

( Gálatas 1:20 ) Dios es mi testigo de la verdad de mis declaraciones. ( Gálatas 1:21 ) Y me fui lejos a las provincias de Siria y de Cilicia. ( Gálatas 1:22 ) Pero yo era enteramente desconocido de vista para las iglesias cristianas de Judea.

( Gálatas 1:23 ) Sólo ellos oían: Nuestro antiguo perseguidor está ahora predicando las buenas nuevas de la fe de la que una vez solía hacer estragos. ( Gálatas 1:24 ) Y hallaron en mí ocasión de glorificar a Dios.

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