Versículo 8. A quien amáis sin haberlo visto.

Estos dispersos no habían visto al Salvador mientras estuvo aquí en la tierra, y en el momento en que Pedro escribió, no lo vieron con el ojo humano, sin embargo, creyeron en él, y en todos los relatos dados por los apóstoles de él, y confiaron confiado inquebrantablemente en sus promesas y en la bendita esperanza del evangelio, y, creyendo así, pudieron regocijarse en el Capitán de su salvación con un gozo que era inexpresable y pleno en anticipación de la gloria que sería su corona en el aparición del Señor.

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Antiguo Testamento