Sin embargo, aunque obró por causa de su nombre para no destruirlos, sus pecados no podían pasarse por alto. Fueron marcados de dos maneras: Jehová puso una fuerte amenaza sobre la gente de la dispersión entre todas las naciones, Ezequiel 20:23 ; y les dio leyes que no eran buenas, para que siguiéndolas fueran destruidos, Ezequiel 20:25 .

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