Y sobre sus hijos No se opondrá impedimento, declara Jehová, a la consecuencia natural de una religión corrompida y corruptora. Israel, como nación independiente, debe dejar de serlo al menos por un tiempo. Parece entonces que la apelación en Oseas 2:4 fue pronunciada como una esperanza perdida. Todos los israelitas, excepto unos pocos, estaban demasiado avanzados como para desear cooperar en una reforma. Eran "hijos de la prostitución", no simplemente como hijos de idólatras, sino como idólatras mismos.

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