El salmista ha visto el juicio y la condenación de los jueces de Israel; y la vista lo impulsa a apelar a Dios mismo para que asuma el oficio de Juez no solo para Israel sino para todo el mundo. Si los jueces de Israel han fallado tan lamentablemente en su deber para con sus propios compatriotas, ¿cómo puede Israel gobernar el mundo, aunque todas las naciones han sido prometidas a sus reyes como herencia ( Salmo 2:8 )? No, Dios mismo Tú eres enfático debe tomar posesión de todas las naciones como su Soberano y su Juez.

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