Eliseo va también más allá de las fronteras de Israel al dispensar la bendición de la que es instrumento; y, cuando el rey de Israel se turba por la venida de Naamán, Eliseo cura la lepra de este gentil, que es llevado a reconocer a Jehová, el Dios de Israel, como el único Dios verdadero. El Señor Jesús señala la gracia soberana de Dios en esta ocasión, la cual, traspasando los estrechos límites de Israel, y no siendo dueños de sus derechos, actúa hacia los gentiles en el camino de la elección.

Como se ha señalado con frecuencia, los medios utilizados fueron sencillos y humillantes para la carne y el orgullo del hombre, teniendo su eficacia en la plena aprehensión y plena sumisión del corazón y la fe a la muerte, que se convierte en vida para el hombre. , y lo que lo cura y lo limpia del pecado. El hombre más cercano a Eliseo, presa de la codicia, sufre las dolorosas consecuencias de un corazón endurecido; y aquello de lo cual el Gentil había sido librado viene irremediablemente sobre él. Tal es la posición de Israel, exteriormente más cerca de Jehová, pero moralmente lejos de él.

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