Jesús miró hacia arriba y vio a los que echaban sus ofrendas en el arca del tesoro, gente rica, y vio a una viuda pobre que echaba dos leptas. Y él dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre ha echado más que todos, porque todos éstos echaron de su abundancia para las dádivas, pero ella, por su necesidad, echó todo lo que tenía para vivir. "

En el Patio de las Mujeres del Templo había trece cajas de colecta conocidas como las Trompetas. Tenían forma de trompetas con la parte estrecha en la parte superior y la parte más ancha en el pie. A cada uno se le asignaban ofrendas para un propósito diferente: para la leña que se usaba para quemar el sacrificio, para el incienso que se quemaba en el altar, para el mantenimiento de las vasijas de oro, etc. Fue cerca de las Trompetas que Jesús estaba sentado.

Después de los extenuantes debates con los emisarios del Sanedrín y los saduceos, estaba cansado y tenía la cabeza caída entre las manos. Miró hacia arriba y vio a mucha gente arrojando sus ofrendas a las Trompetas; y luego vino una viuda pobre. Todo lo que tenía en el mundo eran dos leptas. Un leptón ( G3016 ) era la más pequeña de todas las monedas; el nombre significa "el delgado". Valía la cuadragésima parte de un nuevo centavo; y, por tanto, la ofrenda de la mujer viuda fue sólo una veinteava parte de un nuevo denario. Pero Jesús dijo que superaba con creces a todas las demás ofrendas, porque era todo lo que tenía.

Dos cosas determinan el valor de cualquier regalo.

(i) Está el espíritu en el que se da. Un regalo que se extrae de mala gana, un regalo que se da con rencor, un regalo que se da en aras del prestigio o de la exhibición personal pierde más de la mitad de su valor. El único regalo real es el que es el resultado inevitable del corazón amoroso, el que se da porque el dador no puede evitarlo.

(ii) Está el sacrificio que implica. Lo que es una mera bagatela para un hombre puede ser una gran suma para otro. Los regalos de los ricos, cuando arrojaban sus ofrendas a las Trompetas, en realidad no les costaban mucho; pero los dos leptas ( G3016 ) de la viuda le costaron todo lo que tenía. Sin duda dieron por haber calculado muy bien cuánto podían permitirse; ella dio con esa generosidad absolutamente imprudente que no podía dar más.

Dar no comienza a ser un verdadero dar hasta que duele. Un regalo muestra nuestro amor sólo cuando hemos tenido que prescindir de algo o hemos tenido que trabajar el doble para darlo. ¡Cuán pocas personas dan a Dios así! Alguien hace un dibujo de un hombre en la iglesia, cantando vigorosamente,

Si todo el reino de la Naturaleza fuera mío,

Esa sería una ofrenda demasiado pequeña;

Amor tan increíble, tan divino

Exige mi alma, mi vida, mi todo,

mientras, todo el tiempo, está palpando cuidadosamente las monedas en su bolsillo para asegurarse de que son 10 peniques y no 50 peniques las que pondrá en la colecta que va a seguir inmediatamente.

Es un hombre insensato que puede leer la historia de la viuda y sus dos leptas sin escudriñar y hacer un autoexamen humillante.

NUEVAS DE PROBLEMAS ( Lucas 21:5-24 )

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