20 Niños, obedezcan a sus padres. Él ordena a los niños que obedezcan a sus padres, (458) sin ninguna excepción. Pero, ¿qué pasaría si los padres (459) se sintieran dispuestos a restringirlos a cualquier cosa que sea ilegal; ¿En ese caso, ellos también obedecerán sin ninguna reserva? Ahora era peor que irrazonable que la autoridad de los hombres prevaleciera a expensas de descuidar a Dios. Respondo que aquí también debemos entender implícitamente lo que él expresa en otra parte (Efesios 6:1) en el Señor. ¿Pero para qué emplea un término de universalidad? Respondo de nuevo, que es para mostrar, que la obediencia debe rendirse no solo a los comandos, sino también a aquellos que no son razonables. (460) Muchos cumplen con los deseos de sus padres solo cuando el comando no es grave o inconveniente. Pero, por otro lado, los niños deben considerar esto: que quienes sean sus padres, se los ha asignado la providencia de Dios, que por su nombramiento hace que los niños estén sujetos a sus padres.

En todas las cosas, por lo tanto, que no pueden rechazar nada, por difícil o desagradable que sea, en todas las cosas, que en las cosas indiferentes pueden dar deferencia a la estación que ocupan sus padres, en todas las cosas, para que no se pongan pie de igualdad con sus padres, en la forma de cuestionar y debatir, o disputar, siempre entendiéndose que no se debe infringir la conciencia. (461) Prohíbe a los padres ejercer una dureza moderada, para que sus hijos no se desanimen tanto que no puedan recibir ningún entrenamiento honorable; porque vemos, por experiencia cotidiana, la ventaja de una educación liberal.

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