4. Pero cuando Cristo, nuestra vida, aparezca. Aquí tenemos un consuelo escogido: que la venida de Cristo será la manifestación de nuestra vida. Y, al mismo tiempo, nos advierte cuán irracional fue la disposición del hombre, que debería negarse a soportar (435) hasta ese día. Porque si nuestra vida está encerrada en Cristo, debe estar escondida, hasta que él aparezca

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad