2. Por lo cual la gente reprendió con Moisés. Aquí ahora se muestra tanto su impiedad contra Dios, ya que al descuidarlo y despreciarlo hacen la guerra contra Moisés, y también su malicia y crueldad, porque, olvidando tantos beneficios, insultan a Moisés sin motivo. Saben que las fuentes y los ríos no pueden ser creados por el hombre mortal; ¿por qué, entonces, se pelean con él y no invocan directamente a Dios, en cuya mano están las aguas y todos los demás elementos? Ciertamente, si hubiera habido una chispa de fe en ellos, habrían recurrido a la oración. Con razón, entonces, Moisés expone que, al reñir con él, tientan a Dios mismo. ¿Qué locura hay en acusar a Moisés de crueldad al sacarlos de Egipto con él, para poder matarlos a ellos, a sus hijos y al ganado en el desierto? Pero Moisés los reprende principalmente por este motivo, porque Dios mismo se ve afectado por esta reprimenda rebelde. Pero la forma real de su tentador Dios se declara al final, a saber, porque habían dudado "¿si el Señor estaba entre ellos o no?" Por lo tanto, se deduce que la raíz de todo el mal era su incredulidad; porque no atribuyeron el debido honor al poder de Dios ni creyeron que era fiel a sus promesas: porque se había hecho cargo de ellas y había prometido que nunca las fallaría; ¿Por qué entonces, ahora, cuando las circunstancias lo exigen, no se aseguran de que Él los ayudará, excepto porque impiden malvadamente tanto Su poder como Su verdad?

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad