14. Soy lo que soy. El verbo en hebreo está en tiempo futuro: "Seré lo que seré". pero tiene la misma fuerza que el presente, excepto que designa la duración perpetua del tiempo. Esto es muy claro, que Dios se atribuye a sí mismo la gloria divina, porque es autoexistente y, por lo tanto, eterno; y así da ser y existencia a cada criatura. Tampoco predica de sí mismo algo común o compartido por otros; pero él reclama para sí mismo la eternidad como peculiar de Dios solo, para que pueda ser honrado de acuerdo con su dignidad. Por lo tanto, inmediatamente después, contrario al uso gramatical, utilizó el mismo verbo en primera persona como sustantivo, anexándolo a un verbo en tercera persona; para que nuestras mentes se llenen de admiración tan a menudo como se menciona su esencia incomprensible. Pero aunque los filósofos discuten en términos grandiosos de esta eternidad, Platón afirma constantemente que Dios es peculiarmente τὸ ὄν (el Ser); sin embargo, no aplican sabia y adecuadamente este título, a saber, que este único Ser de Dios absorbe todas las esencias imaginables; y que, al mismo tiempo, el poder principal y el gobierno de todas las cosas le pertenecen. Porque ¿de dónde viene la multitud de dioses falsos, pero de romper impíamente a la Deidad dividida en pedazos con imaginaciones tontas? Por lo tanto, para aprehender correctamente al único Dios, primero debemos saber que todas las cosas en el cielo y la tierra derivan (43) a su voluntad su esencia, o subsistencia de Uno, quien solo es verdaderamente. De este Ser se deriva todo poder; porque, si Dios sostiene todas las cosas con su excelencia, las gobierna también a su voluntad. ¿Y cómo le habría servido a Moisés contemplar la esencia secreta de Dios, como si estuviera encerrada en el cielo, a menos que, estando seguro de su omnipotencia, hubiera obtenido de allí el escudo de su confianza? Por lo tanto, Dios le enseña que solo Él es digno del nombre más santo, que se profana cuando se transfiere incorrectamente a otros; y luego expone su inestimable excelencia, para que Moisés no tenga dudas de vencer todas las cosas bajo su guía. Consideraremos en el sexto capítulo el nombre de Jehová, del cual esta es la raíz.

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