23. Y yo te digo, deja ir a mi hijo. Este no fue el comienzo de la legación, sino su cláusula final; porque Moisés advirtió al hombre desesperado de la muerte de su hijo, cuando todo lo demás había sido probado en vano. El significado es, entonces, que la obstinación del tirano no debe evitar que Moisés lo presione incluso a este acto final. Por lo tanto, este mandato fue una exhortación a la perseverancia; como se desprende del contexto, cuando Dios declara que castigará la obstinación del tirano, porque se negó a obedecer la orden de dejar ir a la gente. Además, dado que esta denuncia fue muy severa y podría despertar enormemente la ira del tirano, por lo tanto, a Moisés se le ordena temprano prepararse para no fallar en este particular.

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