9. Y Moisés habló así. De este versículo parece que Moisés se está refiriendo al segundo mensaje que se le ordenó llevar. Porque antes habían escuchado con gran alegría y aprobación, y habían expresado su agradecimiento a Dios, que había llegado el momento de su liberación. Ahora Moisés relata que sus corazones estaban cerrados contra el anuncio que les hizo de esta gracia. Así, los afligidos a menudo, al cerrar sus oídos, cierran la puerta contra las promesas de Dios, lo cual es realmente algo maravilloso. Porque no es de extrañarse si los que están llenos e intoxicados de prosperidad rechazan la misericordia de Dios; pero es contrario a la naturaleza que la tristeza que debe despertar los anhelos de aquellos que están abrumados por problemas, debe ser un obstáculo para que reciban el consuelo que Dios les ofrece libremente. Pero es muy común que las personas, mientras más se ven afectadas, se endurezcan contra la recepción de la ayuda de Dios. Moisés relata que los hijos de Israel fueron afectados por esta enfermedad, cuando una invitación de Dios tan amable fue rechazada de sus oídos sordos, porque la angustia se había apoderado de sus corazones. Pero como es natural que estemos tan angustiados por el dolor y la pena, aprendamos de este ejemplo a luchar para que nuestras mentes escapen de sus penas, al menos hasta el punto de poder recibir la gracia de Dios; porque no hay mayor maldición que ser pesado y aburrido, para ser sordo a las promesas de Dios.

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