6. He aquí, el pueblo es uno. Algunos interpretan las palabras de esta manera, que Dios se queja de una maldad en los hombres tan refractaria que se excita a sí mismo con justa tristeza para ejecutar venganza; no porque sea movido por pasiones, (329) sino para enseñarnos que no es negligente en los asuntos humanos y que, así como vela por la salvación de los fieles, también está atento a observar la maldad de los impíos; como se dice en Salmo 34:16,

"Los ojos de Jehová están sobre los justos,
y atentos sus oídos al clamor de ellos"

Otros piensan que hay una comparación entre lo menor y lo mayor, no como si se dijera, 'Hasta ahora son pocos y solo usan un idioma; ¿qué no se atreverán a hacer si, por su multitud, se separaran en diversas naciones?' Pero a mí me parece que hay una ironía implícita, como si Dios se propusiera a sí mismo una obra difícil para someter su audacia: de modo que el sentido podría ser, 'Este pueblo está compacto en una firme conspiración, se comunican entre sí en el mismo idioma, ¿de qué manera, entonces, se les puede derribar?' Sin embargo, se ríe irónicamente de su confianza tonta y apresurada; porque, mientras los hombres están calculando su propia fuerza, no hay nada que no se arroguen a sí mismos.

Esto comienzan a hacer. Al decir que comienzan, insinúa que hacen intentos diligentes acompañados de un fervor violento para llevar a cabo la obra. Así, de manera concesiva, Dios declara que suponiendo que las cosas estuvieran así dispuestas, no habría interrupción en la construcción.

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