32. Que Raquel los había robado. Moisés relata la forma en que Raquel había ocultado su robo; a saber, sentándose sobre los ídolos y pretendiendo la excusa de la costumbre de las mujeres. Surge la pregunta de si lo hizo por vergüenza o por terquedad. Era vergonzoso ser atrapada in fraganti robando; también temía la severa sentencia de su esposo. Sin embargo, me parece probable que el miedo no la influenció tanto como el obstinado amor por la idolatría. Sabemos cuánto puede enceguecer la mente la superstición. Por lo tanto, como si hubiera obtenido un tesoro incomparable, piensa que debe intentar cualquier cosa antes que permitir que se lo arrebaten. Además, elige más bien incurrir en la desaprobación de su padre y su esposo que renunciar al objeto de su superstición. A su estratagema también añade palabras mentirosas, por lo que merece censura múltiple.

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