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15. Cuando los hermanos escucharon. Dios sí consoló a Pablo con la venida de los hermanos que salieron a su encuentro para que se apresurara más alegremente a defender el evangelio. Y el celo y el cuidado piadoso de los hermanos aparecen allí, en el sentido de que preguntan por la venida de Pablo y salen a su encuentro. Porque en ese momento no solo era una cosa odiosa profesar la fe cristiana, sino que también podría ponerlos en peligro de su vida. Tampoco unos pocos hombres solo se pusieron en peligro privado, porque la envidia repercutió en toda la Iglesia. Pero nada es más querido para ellos que su deber en el que no pueden ser negligentes, a menos que se los considere lentos e ingratos. Había sido un hecho cruel descuidar a un apóstol tan grande de Jesucristo, especialmente al ver que trabajaba por la salvación común. -

Y ahora que, como ya les había escrito antes, y por su propia voluntad les había ofrecido su servicio, había sido una cosa indecorosa no devolverle la buena voluntad y la cortesía fraternas. Por lo tanto, los hermanos, por su obediencia, testificaron su piedad hacia Cristo; y el deseo de Paul estaba más inflamado, porque vio fruta preparada para su constancia. Porque aunque estaba dotado de una fuerza invencible, - (669) para que no dependiera de la ayuda del hombre; sin embargo, Dios, que solía fortalecer la suya por medio de los hombres, le ministró nuevas fuerzas por este medio. Aunque luego fue abandonado cuando estaba en prisión, ya que se queja en cierto lugar, (2 Timoteo 4:16) aún no se desesperaba; pero luchó no menos valiente y virilmente bajo la bandera de Cristo, que si hubiera sido custodiado con un gran ejército. Pero el recuerdo de esta reunión sirvió incluso en ese momento para alentarlo, ya que consideró que había muchos hermanos piadosos en Roma, pero que eran débiles y que fue enviado a fortalecerlos. Y no hay ninguna razón por la que debamos maravillarnos de que Pablo se haya envalentonado en este momento cuando vio a los hermanos, porque esperaba que la confesión de su fe no produjera poco fruto. Porque tan a menudo como Dios muestra a sus siervos cualquier fruto de su trabajo, él, por así decirlo, los pincha con un aguijón, para que puedan proceder con más valentía en su trabajo. -

Fortitudine ,” fortaleza.

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