33. Porque el lugar en el que. El Señor quiso decir con esta recomendación que le da al lugar, levantar la mente de Moisés al cielo, para que no piense en ninguna cosa terrenal. Y si es así, Moisés debía ser atrapado hacia adelante con tantos pinchazos, que habiendo olvidado la tierra, podría escuchar a Dios, ¿no debemos tener nuestros lados incluso, por así decirlo, cavando, (433) ¿viendo que somos cien veces más lentos que él? No obstante, aquí puede hacerse una pregunta, ¿cómo este lugar se volvió tan santo? porque no era más sagrado que otros lugares antes de ese día. Respondo que este honor se otorga a la presencia de Dios, y no al lugar, y que se habla de la santidad del lugar por el bien del hombre. Porque si la presencia de Dios santifica la tierra, ¿cuánta más fuerza deberían tener los hombres? (434) No obstante, también debemos señalar que el lugar fue embellecido por un tiempo, por lo que Dios no fijó su gloria allí, como Jacob erigió un altar a Dios en Betel, después de que Dios había mostrado alguna muestra de su presencia allí, (Génesis 35:7). Cuando su posteridad imitó lo mismo después, fue una adoración tal como fue reprobada. (435) Finalmente, el lugar se llama santo solo por Moisés, para que pueda dirigirse mejor a sí mismo para temer a Dios y obedecerlo. Por mucho que Dios se nos muestre a nosotros en todas partes en Cristo, y que en ninguna figura oscura, sino a la luz y la verdad perfecta, no solo debemos quitarnos los zapatos de los pies, sino despojarnos de nosotros mismos. (436)

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