20. Bendito seas. Él muestra cuán grande será el cambio, cuando Cristo comience a reinar; porque antes había dicho que tan grande sería la desolación, que "espinas y abrojos" se extenderían por la tierra santa, se derrumbarían casas costosas y las ciudades y palacios serían arrasados ​​con la tierra. Esto sucedería, cuando los incesantes ataques de los enemigos dejen desolado a ese país. Pero ahora dice que serán bendecidos, porque Dios les dará abundantes productos de todos los frutos. La fertilidad que podría haber sido descrita en un lenguaje simple, ilustra con figuras, que "sembrarán en pantanos" y "enviarán su ganado" a los campos sin temor a perderlos.

Por las aguas algunos entienden un suelo rico y fértil; pero la partícula universal כל, (chōl,) all, me lleva a tener una opinión diferente; como si hubiera dicho: "Los lugares que fueron inundados con aguas serán aptos para la siembra, y no habrá razón para temer que el agua estropee nuestros campos". También estamos acostumbrados a ahuyentar bueyes, asnos y otros animales de los campos, y especialmente de los campos sembrados, para que no coman el maíz. Pero aquí dice que el maíz crecerá tan espeso y abundante, que será necesario enviar bueyes y asnos para cosechar la cuchilla temprana, como se hace comúnmente cuando el maíz es exuberante. (346)

Los llama bendecidos, de acuerdo con el uso del idioma hebreo, porque su trabajo nunca será inútil. Si se objeta que, bajo el reinado de Cristo, tal fertilidad nunca se ha visto, reconozco que, incluso cuando Dios ha mostrado la mayor bondad hacia su pueblo, siempre ha habido marcas visibles de la maldición, lo que implicaba humanidad por la caída y revuelta de Adán. (Génesis 3:17.) Pero dado que Cristo ha restaurado a los creyentes la herencia del mundo, con razón los profetas afirman que él renovaría la tierra, para eliminar su suciedad y restaurar esa belleza que había perdido. Los que se quejan de que aún no se ha cumplido, deben considerar si ellos mismos están purificados o no de cada mancha de pecado. Y si todavía están a una gran distancia de la justicia espiritual, que se contenten con disfrutar de la bendición de Dios de acuerdo con la medida de la regeneración, cuyo disfrute completo no debemos esperar obtener, hasta, liberados de la contaminación de carne, llevaremos la imagen perfecta de Dios.

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